Pese a que para los usuarios de la madera en el ámbito de la construcción (o en cualquier otro), resulta evidente que su utilización es netamente beneficiosa para el medio ambiente, sigue existiendo una pregunta recurrente entre los profanos, acerca de si utilizando madera en la construcción no se está acabando con los bosques.
La contestación es que la realidad es totalmente la contraria. Utilizar madera, además de disminuir espectacularmente el impacto ecológico de la construcción, contribuye al crecimiento de nuestros bosques.
Eso no es más que un resumen de lo que significa la expresión recurso renovable, pero como esta respuesta suele generar cierto escepticismo, voy a aportar unos datos para aclarar más la cuestión.
Globalmente los bosques representan un recurso inmenso, representando el 29,6% de la superficie emergida de a tierra. Alrededor del 5% de esa superficie pertenece a bosques europeos (excluyendo Rusia). Son los bosques gestionados de manera más intensa en el mundo, proporcionando el 12% del total de las cortas de madera en rollo y el 23% del total de las cortas destinadas a uso industrial. El sector forestal europeo supone en torno al 25% del total de la producción mundial de productos forestales, incluyendo casi el 30% de los paneles basados en la madera, el papel y el cartón. A pesar del incremento de la demanda de recursos forestales, la Unión Europea se ha convertido en un exportador neto de productos forestales, a la vez que ha expandido los bosques europeos.
Europa tiene más de 1.000 millones de hectáreas de bosque repartidas en 44 países, lo cual equivale a 1,42 hectáreas per capita (más de dos campos de fútbol). La Federación Rusa cuenta con más del 80% de este área forestal, pero incluso en la Unión Europea los bosques cubren una media del 47% de la superficie, repartidos desde el 1% en Malta, al 72% en Finlandia y Suecia. La Europa de los 25 alcanza los 149,5 millones de hectáreas de bosque (datos de 2003).
Pero además los bosques europeos están en crecimiento, al contrario que la mayor parte de las regiones forestales del mundo, a razón de 510.000 hectáreas al año.
El volumen total en pie es de 20.000 millones de metros cúbicos, y solamente se corta el 64% del incremento neto anual.
El incremento neto anual de madera en Europa es de 346 millones de metros cúbicos (excluyendo a Rusia), o aproximadamente casi una vivienda unifamiliar construida con madera por segundo.
El 70% de los bosques europeos son masas semi-naturales, el 8% procede de plantaciones. Además existen 3 millones de hectáreas de bosque natural (excluyendo a Rusia) de las que 350.000 permanecen intactas.
Los bosques europeos cumplen con muy diversas funciones: preservación de la biodiversidad, mejora del paisaje, conservación de la naturaleza, función recreativa (el 94% de las superficie forestal europea es accesible por el público), protección del suelo, regulación de los ciclos del agua, incremento de la calidad del aire, captación de CO2 y producción de madera.
Abandonados totalmente a la naturaleza los bosques llegan a una fase de clímax, en la que el sitio soporta la máxima cantidad de biomasa que el suelo, la lluvia y la temperatura permiten. En ese punto el bosque sólo crece cuando los árboles mueren por edad, viento, enfermedades o fuego. Aunque existirá regeneración natural, los árboles caídos y muertos se pudrirán o arderán emitiendo CO2 a partir del carbono almacenado en su estructura. El crecimiento se equilibrará con esta emisión, y no habrá un incremento neto de almacenaje de carbono.
Cortar los árboles cuando maduran permite que se almacene mucho más carbono, a través de la vida de los productos forestales resultantes, a la vez que permite una industria que tiene así un incentivo tanto para plantar nuevos árboles en su lugar, como para conservar en buen estado las masas existentes, las cuales necesitan de labores de limpieza, poda, aclareos, etc, para mantener un buen estado sanitario y no ser devastadas por los incendios forestales.
La industria forestal europea es consciente de que su futuro está inextricablemente unido a la protección y expansión de sus bosques. Esto aparejado a las fuertes leyes existentes, asegura que sean plantados más árboles de los cortados.
Todos los países europeos tienen políticas y prácticas que implican la repoblación forestal. Debido a la diversidad de circunstancias ecológicas, históricas, demográficas, climáticas y económicas se emplean distintos métodos de gestión y regeneración de las masas boscosas. La gestión forestal europea está evolucionando hacia métodos que mejoran los procesos naturales y producen auténticas estructuras de bosques que son ambientalmente apropiadas, beneficiosas socialmente y económicamente viables.
Cerca del 12% de las áreas forestales permanecen al margen para conservar la diversidad biológica y de paisajes. De este porcentaje más de 1,6 millones de hectáreas son reservas forestales estrictas.
En la convención de Río de Janeiro se aceptaron definitivamente las directrices de la gestión forestal sostenible. Actualmente el organismo oficial que rige en materia de sostenibilidad es la “Conferencia Ministerial sobre Protección de Bosques de Europa” el cual definió la gestión forestal sostenible como la explotación y uso de los bosques y terrenos forestales de manera y a un ritmo en el que se mantenga su biodiversidad, productividad, capacidad de regeneración, vitalidad y potencial para poder cumplir, ahora y en el futuro, con relevantes funciones ecológicas, económicas y sociales a escala local, nacional y global, sin causar daño a otros ecosistemas.
Es importante señalar que más del 90 por ciento de la madera consumida en Europa proviene de masas forestales europeas, que están caracterizadas como "generalmente estables, bien gestionadas y con producción excedente ". El consumidor o el prescriptor pueden estar razonablemente seguros de la corrección medioambiental del producto del que se trate, siempre que su procedencia sea europea. Con su utilización, se estará contribuyendo a la regeneración y crecimiento de nuestras masas forestales, además de almacenar carbono, retirando CO2 de la atmósfera.
Todo esto refrenda al famoso ingeniero estructural Julius Natterer cuando afirma que: Sólo la utilización de la madera en la construcción puede salvar a nuestros bosques.
No hay comentarios:
Publicar un comentario