La madera tiene que soportar muchos prejuicios, algunos incluso provenientes de técnicos del sector de la construcción, como por ejemplo que no es apta para el uso al exterior, que puede presentar problemas de durabilidad, o que requiere de un mantenimiento mayor que el de otros materiales.
Sin embargo, utilizada correctamente, la madera suele demostrar que su comportamiento es idóneo para cada tipo de situación, y en general bastante mejor que el de los materiales que podrían plantearse como alternativos.
En las zonas de costa se suele tener esto en cuenta, y no hay más que dar una vuelta con los ojos abiertos por cualquier paseo marítimo para sacar conclusiones. Aunque también es cierto que lo de aplicar la observación y el sentido común es algo que a veces escasea en el mundo de la planificación.
El presente ejemplo ilustra a la perfección el diferente comportamiento de dos materiales estructurales en un ambiente exterior, el acero y la madera. Se trata de una estructura que ni siquiera está en primera línea de costa, sino a una distancia superior a un kilómetro y medio de ella.
Se trata de la estructura de un tee de prácticas de golf, con desarrollo curvo y dos alturas.
La estructura principal está resuelta a base de pórticos de madera laminada encolada en disposición circular, unidos mediante correas también de madera laminada que sirven de soporte al tablero superior que resulta de tránsito para los usuarios.
Para el acceso a la zona superior se ejecutó una escalera de acero, con peldaños de madera.
Por supuesto, como es uso y costumbre en casi todas partes en este país, el mantenimiento ha sido absolutamente nulo para todos los componentes, habiendo transcurrido ocho años desde su ejecución.
En las fotos queda puesto en relieve como la corrosión a actuado sobre los elementos de acero, y como la madera presenta un cambio de aspecto bastante somero, que en nada ha afectado a su integridad ni a su comportamiento estructural.
Los componentes metálicos de unión utilizados en la estructura de madera fueron galvanizados, por lo que su envejecimiento también ha sido correcto. El pequeño tamaño de dichos elementos permite su galvanizado sin disparar los costes, algo menos planteable en una estructura de acero de mayor dimensión.
No nos queda más que recomendar a los proyectistas y planificadores que, al exterior, y sobre todo en zonas costeras, no se la jueguen y prescriban el uso de madera, garantía de durabilidad y bajo mantenimiento.
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