A partir de elementos curvados en su plano, utilizando distintos radios de curvatura y longitudes, se consigue una geometría tan sugestiva como la que se aprecia en las fotos, presentando un volumen curvo en las tres direcciones del espacio.
El gran volumen de la obra así como su emplazamiento en el centro de la capital tinerfeña, exigió un detallado estudio técnico previo, así como una precisa organización logística a cargo de la empresa PGCAN.
Los arcos principales salvan una luz aproximada de unos 32 m, habiendo sido proyectados con una junta de transporte oculta, en el punto de cambio de signo de momento en los arcos bajo cargas gravitatorias simétricas.
En ellos se embrochala un orden de correas rectas de madera laminada, siendo destacable el voladizo de 5 metros que materializan en uno de los extremos del edificio. En la parte de mayor curvatura las correas se convierten en un sistema de lamas inclinadas que consiguen la iluminación natural del recinto manteniendo a la vez la privacidad.
El tercer orden lo componen una serie de cabios de madera laminada, rectos en la parte superior de la cubierta y curvos en el extremo, habiendo sido necesaria la fabricacion de cada uno de los elementos con un radio de curvatura distinto, para adaptarse a la geometría diseñada. Sobre los mismos se dispone un tablero estructural OSB así como un lámina impermeabilizante protectora del mismo en fase de montaje, para después añadir el aislamiento y la cubierta final de zinc.Las fachadas hastiales también se resuelven mediante elementos rectos de madera laminada, dispuestos según un atractivo diseño geométrico.
Rematan la cubierta una serie de lucernarios adaptados a la forma de ola de la cubierta.
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