El puente de Zulema en Alcalá de Henares (Madrid), de origen medieval, fue volado por los aires durante la guerra civil española. De él sólo quedaron los arranques de las pilas, los cuales han permanecido descarnados durante más de 70 años.
Debido a la necesidad de unir la localidad de Alcalá de Henares con su cementerio, de manera segura para peatones, recuperando además el puente perdido durante la guerra, se han ejecutado cinco puentes de madera que descansan en última instancia sobre las pilas originales. De esta manera se consigue también mejorar la accesibilidad y acondicionamiento de la zona recreativa conocida como Zulema.
Con un riguroso respeto por el patrimonio existente, supervisado por el organismo competente, la solución trata de recuperar el puente destacando todos los valores, tangibles e intangibles, de los puentes anteriores. Tratando de no simular nada, y de no hacer un decorado artificial, se recupera la estampa original del puente con 5 arcos de amplio radio de curvatura, señalando todo el salto temporal y técnico entre la construcción original y la contemporánea con el empleo de un material de la mayor actualidad: la madera.
Además de ser un material de vanguardia en sus aplicaciones en la obra civil y en la arquitectura, la madera presenta una huella ecológica mínima, un parámetro que es totalmente necesario integrar en cualquier actuación que se planee en la actualidad.
Todo ello va acompañado en este caso de una magnífica solución técnica y estética, que ha permitido una resolución económica y eficaz de los puentes.
El ancho de cuatro metros permite evitar el uso de las nervaduras exteriores características de los puentes de madera, las cuales resultarían antiestéticas y fuera de contexto en este caso.
Si bien el emplazamiento de los puentes impide obtener una fotografía donde se aprecie la magnitud del proyecto, la belleza del mismo queda fielmente reflejada en ellas.